Despierta pequeño hombrecito, abre los ojos para no ver más allá de tu nariz. Piérdete en la enormidad del objeto, nunca has visto más, tienes una vista tan corta que no conoces ni tus manos. Manos con las que has osado tocar puertas ajenas que aun abiertas desconoces.
No te muevas, quédate estático como siempre lo has hecho, mientras los zopilotes te comen las entrañas. Cierra la boca, detén los fluidos que derramas sobre la cama, ese fluido aceitoso que se ha embarrado por tu mejilla. Trágate tu lengua y muere por asfixia. No contamines el espacio con tu aliento pútrido. Pero antes siente como el aire se escapa lentamente, aire que nunca debiste probar, vos no, todos antes que vos. Muérete de una vez, pero en silencio.
No eres más que un pequeño aborto, un error, un descuido. Los ojos hacia dentro, crees que lo sabes todo pero nunca has usado ni la mitad de una neurona, una plenaria ha vivido más que vos.
Te revuelcas en lo que crees saber, pero sólo te has dedicado a repetir una y otra vez cosas que nunca entenderás. Con la fuerza que cabe en mi puño te digo que eres un ignorante, ¿has visto un amanecer? ¿Te has visto a los ojos? No te conoces pobre hombrecillo.
Ensimismado ni si quiera puedes verte. Comes de la caja idiota mientras tus latidos se hacen parsimoniosos con el contenido estéril.
Aliento fétido, la dulzura de la muerte nunca ha tenido un aroma similar. Esa extensión tuya se cuelga de uno, lastima, hiere, se clava en lo más hondo mientras tú sigues ahí, con esa mueca burlona. Ya sin cabello, ojos magnetizados, temblor constante en el labio superior, saliva interminable (fuente de hedor), hombros caídos, barriga prominente, piernas delgadas, sexo muerto, sin pies. Abre los ojos, gira la cabeza hacia mí, veme aunque no me veas maldito idiota.
Piensa, si es que piensas, en la impostergable huida. Escapa de ti mismo si puedes, conviértete en el pedazo de estiércol que siempre has sido, no quiero verte, eres repugnante.
El cuello lleno de sebo, los pelos de la nariz asomándose queriendo escapar de vos, no pueden. Orejas grandes, llenas de cera fluida. Ni los fluidos vitales quieren mantenerse dentro de vos. Ser inútil, inmundo, grotesco, veme, no apartes de mi la vista.
Voy a bailar sobre vuestra tumba.
Anda, despierta pequeño hombrecito.
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